La nueva normalidad llega también al amor
Además del estrés propio de una situación de cuarentena, para muchas parejas el confinamiento ha significado la estocada definitiva a la relación. Las fricciones y los malentendidos han disparado las solicitudes de divorcio. Pero esta catarsis ofrece una oportunidad única para modernizar nuestras expectativas en el amor.
Los especialistas ya advirtieron cuando se decretó el estado de alarma, la convivencia obligada iba a disparar los problemas de convivencia en muchos domicilios. Pasar más tiempo juntos hizo creer a algunas parejas que serviría para mejorar la comunicación, pero la realidad es que en muchos casos solo ha servido para constatar el distanciamiento que existía desde hace tiempo. Cualquier asunto, desde la redistribución de las tareas domésticas hasta el uso de los dispositivos electrónicos, ha servido para iniciar una discusión. Además, durante el estado de alarma se han perpetuado estados de insomnio que ya de por sí aumenta la irritabilidad, si le añadimos el componente económico que ha asolado a muchas familias el resultado es el peor que cabría imaginar.
Al igual que pasa en verano esta experiencia ha puesto a prueba a las parejas; las relaciones que contaban con una estructura sólida es posible que hayan salido reforzadas, pero en aquellas que arrastraban déficits los ha avivado aún más, y si de no superarlos terminarán separándose. Desde la Asociación Española de Abogados de Familia ya reconocen que las solicitudes de divorcio han crecido un 30% en las primeras semanas de la desescalada.
Es triste reconocer que nuestro proyecto sentimental no ha funcionado, algo a lo que le hemos dedicado pasión y sacrificio se esfuma para dar paso a una “nueva normalidad”. Pero es inevitable pensar que, si todo va a cambiar, si ni los viajes, ni el trabajo, ni salir a comprar el pan va a ser igual que antes entonces, nuestra vida sentimental también puede evolucionar hasta el punto de disfrutar del amor de una forma que ni siquiera habíamos imaginado. A raíz del COVID surge la oportunidad de resurgir junto con el resto de la sociedad. Gracias a esa necesidad de reinventarse que afecta a todos los planos de la vida podemos redefinir nuestras prioridades, nuestro estilo, las expectativas que tenemos sobre el amor… podemos reescribir nuestra vida sentimental y olvidarnos de aquellos errores que cometimos en el pasado. Si algo está claro es que el mundo que viene, con oportunidades que aún no podemos ni imaginar, merece ser compartido con alguien que verdaderamente merezca la pena.