La importancia de conocer las diferentes formas de amar y de ser amados
Si algo sabemos sobre el amor es que no hay dos formas iguales de amar o de ser amado. Aquí surgen precisamente las principales fricciones en cualquier relación, porque tendemos a comparar lo que tenemos con lo que vemos, o con lo que conocemos, sin prestar atención al estilo de amar de la otra persona.
El grado de satisfacción en una relación depende (¡y mucho!) de cómo entiende el amor cada una de las partes de la pareja, de cómo lo manifiesta, pero también de si la otra persona empatiza o no con ese “estilo” único de amar.
Para ejemplificar todo esto podemos basarnos en la teoría del “color del amor” que estableció el reputado sociólogo John Alan Lee en 1976. Según Lee existe una analogía entre los conceptos de amor y de color, así encontramos Amores Azules, basados en el acompañamiento. Amores Amarillos, basados en el respeto y Amores Rojos, fundamentados en la pasión.
Como se puede observar se trata de los colores primarios, aprendiendo a
combinarlos se puede saber qué color (emparejamiento) es el adecuado para cada uno de nosotros, veamos algunos ejemplos de estilos de amar:
- Amor erótico (mezcla de rojo y un poco de azul). Es el más apasionado de
todos, que se despierta a primera vista. - Amor lúdico (mezcla de azul con un poco de amarillo). Valora la
independencia y a conquista, pero no tiene un idal sobre el físico que le
atrae. - Amor amistoso (mezcla partes iguales de azul y amarillo). Otorga muy
poca importancia a la atracción física y se entiende la relación como una
extensión natural de la amistad que une a dos personas. - Amor pragmático (mezcla de los tres pero ninguno predominante). Este
tipo de amor busca compatibilidad en lo personal, es un amor práctico que busca principalmente satisfacer las necesidades básicas de cualquier
relación. - Amor obsesivo (mezcla de amarillo con poco de rojo). Es un estilo difícil
de llevar, ya que valora fundamentalmente el acompañamiento con un
celo obsesivo por la posesión. - Amor altruista (mezcla de azul y rojo a partes iguales). Se disfruta de la
compañía y los placeres del enamoramiento desde un punto de vista nada controlador.
Según John lo ideal sería que los miembros de la pareja estuvieran menos
preocupadas por CUÁNTO les aman y se centrasen en identificar LA FORMA en la que son amados. De esta manera las personas lograrían saber qué estilo encaja con su forma de ver el amor, y dejarían de repetir ciclos de enamoramiento con personas incompatibles, que casi siempre derivan en relaciones disfuncionales, en la mayoría de las ocasiones dolorosas.
Ya que todos los estilos sin igualmente válidos, la idoneidad de la otra persona depende simplemente de las preferencias individuales… habrá quien necesite más compañía y atención, quien valore el respeto por encima de todo o quien ponga todo el interés en la compatibilidad física.
Como no podía ser de otra manera, el éxito en una relación nace del
conocimiento previo que cada miembro de la pareja posee de sí mismo y de la otra persona. Compatibilizar no es ceder continuamente, no es cambiar las prioridades ni ajustarse a lo que la otra persona anhela de nosotros… es por el contrario encajar las preferencias, exponer nuestra forma de pensar y crear algo nuevo entre dos personas que, sobre todo, se desean lo mejor el uno para el otro.